jueves, 11 de agosto de 2011

El último minuto

El minuto pastoso
aletargado...
abrazado a la pegajosa rutina cilindrica.
No se da por vencido y se aferra
al nido mal parido desde donde viene.

Está enquistado en una cuenta regresiva
perpetua.
Simetrica.
Esclava.
Aseptica.

El último minuto.
Rebelde Mohicano que no suelta a su presa,
el paciente impaciente, que de impacientarse, apaciguado, se exaspera.

Harto, rebufa segundos, que se clavan en sus suelas como bosta de bufalo...
Segundos...
con gusto a ojera de abuela

Témpano, el reloj se congela...
regresa sus pasos... juega con su paciencia, la pone a prueba.

Sueña entonces con desnudarse ahí mismo y correr por la calle,
lleno de frio, calor, sudor y hasta verguenza,
pero con la sangre brotando en cada latido,
con el sudor manchando sus bramidos.
Sueña con una canción.
Sueña con un viento o un escalofrio.

Sueña con el momento en donde el tiempo recobra su sentido...
y no es solo una espera muerta.

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