Esta es mi casa
con ecos de charla en el living
y transpiradas muecas en las almohadas.
Un hogar forjado en la trinchera,
con vista al enemigo.
Un oasis de café por las mañanas.
Con un cuadro,
el abrazo obrero.
Carpani y su linea me recuerdan a mi nido.
Una caricia de trazo fino a mi socio, el calendario.
Un rimmel olvidado en el baño,
que manchando de oscuro olvido,
dibuja al desprevenido
grotesco desengaño.
Esta es mi casa.
Hecha de cocina con te de durazno,
con olor a desayuno en los mosaicos.
Acá vive también un amigo,
que deambula noctambulo por las noches,
afilando sus uñas en los parlantes de mi equipo...
Le maulla a mi recién comprada soledad,
cantandole el arroz con leche a mis domingos,
Y despertando al lunes con alaridos felinos.
Esta es mi casa,
hecha de algo mas que de ladrillo.
Erguida con el cemento frío y rutinario del día a día.
Arte de hombres que saben hacerse de la vida:
un rincón familiar...
una poesía...
Aunque a veces este nublado
y caiga sobre mi techo
el beso suave de la melancolía...
En esos días me repito...
Esta es mi casa.
Y sino entendió lo escrito quizas escuchar esto ayude...
Teodoro Wilmer García, es él?
ResponderEliminarLunita: Pero claro... Teodoro Wilmer García sigue vivo y arañando parlantes.
ResponderEliminar¡Que memoria luna!
Se nota que le has tomado aprecio a tu casa... igual, tanta pertenencia me hace pensar que quizá haya algo que extrañás. L
ResponderEliminara soledad no es mala si se sabe como convivir con ella, Tano.
Beso :)
P.D: Lindo tema!
Flor: Siempre hay algo que falta... por suerte. Y lo que se extraña, también hace por contraste a lo que se tiene.
ResponderEliminar(En realidad una respuesta mas certera amerita algo mas que un post de blog, pero bueno, hacemos lo que podemos)
PD: El tio frankie, un amigo de la casa