domingo, 13 de febrero de 2011

Suerte de carta abierta a mi mismo

He renacido, podría decirse.

Me corrijo. Renacer sería algo parecido a nacer de nuevo. Ser una especie de bebe impoluto con su foja a cero. Limpio del polvo y el barro con el que la vereda suele peinar al caminante. No. No renací.

No estoy tomando del biberón insípido de los inocentes. Soy algo bastante parecido a un culpable. Uno mas, después de todo, de esos transeúntes de vereda hostil que peinan con ojos opacos el parco lagrimeo del desengaño. O si bien se prefiere, sin metáforas que jugueteen con el paladar del lector, soy uno mas de tantos, que de un desengaño han encontrado su fortaleza.

No soy un sobreviviente ni me dedico a erguirme a mi mismo en ninguna estatua de prócer de plaza. Soy un hombre, un pibe, un muchacho, según la ocasión me vista, que aspira a algo mas que a pudrirse en el nutrido fango del desasosiego.

Podría cantar la canción del despechado, y escupir epitetos acerca de como las mujeres pueden, con un coqueto parpadear de pestañas rimmeladas, dejarlo a uno recostado en la vereda, desnudo, rezando el padrenuestro y suplicando a gritos un abrazo sanador. Podría describir sin ni siquiera apoyar los dedos en mi parco teclado,  todas las horas en que el  carcelero calendario, se disfrazó de tristeza y moretones, de preguntas susurradas al silencio, de almuerzos teñidos de asco.

Pero quizás sea un milagro mas oportuno, rendirle homenaje al rescatista que volvió a hacer de mí un hombre... un pibe... un muchacho. Ese amigo omnipresente, que me rescató de las fauces de mi otoño.
No fuí otro sino yo, amigo de mi mismo, el que enterró con la sonrisa del café y los desayunos, a la lagrima sedienta que aspiraba a bocanadas mis horarios.

Y es que no hay nada mejor para un desencanto, que ese día inesperado, en donde el espejo nos devuelve a un compañero. No hay nada mas real ni mas humano, que sentirse amigo de uno mismo y entonces sí... elegir con la certeza del viajante nómade, el destino mas inmediato que uno puede regalarse. El hoy.

Y sino entendió lo escrito... quizas escuchar esto ayude...

4 comentarios:

  1. Escribo acá que es como decidiste volver. Y cuánto me alegra. No quiero decir nada que suene a Bucay, se me van los dedos, eh. Pero no. Ahora no.
    Ahora: bienvenido de vuelta Tano, de todos esos lugares de los que volviste.

    Beso grande.

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  2. El hoy, el día a día; vos. Me gusta tu nuevo espacio, sobre todo el nombre que le has dado, Tano. Creo que todos estamos encandenados a las palabras. El lenguaje, la comunicación (más allá de la no verbal), nos condiciona y lleva hacia nosotros mismos.

    Suerte la tuya... porque encontrar un compañero en el espejo, es muy difícil para algunos.

    Besos infinitos :)

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  3. Lunita: dios santo, menos mal que te contuviste.

    Flor: Es así... lo que vale,cuesta. Esa es la verdad mas verdadera de todas las verdades.

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  4. Ufff... me encantó! Por lo que voy andando de mi camino una de las cosas más valiosas que aprendí (y que costó), es que es mucho mejor si me tengo de amiga... no te haces idea las charlas que tengo conmigo misma!! jaaa
    Hablando un poquito más es serio, es genial como escribis, y es realmente importante ese tipo de revelaciones.
    Te mando un saludo, y voy andar en la vuelta...

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